viernes, 2 de junio de 2017

Frustración, incapacidad, cobardía, puritanismo, extremismo por: NINGUNO

5-3-2010
PROPUESTA A LA NACIÓN DE ALIANZA PAÍS Y GUILLERMO MORENO:
¨VOTAR POR NINGUNO¨

Ha surgido una posición política electoral con la apariencia de ser nueva. Esta posición es la que sugiere que en la boleta electoral debe incluirse un cuadro en el que diga NINGUNO. Esto quiere decir que el votante rechaza a todos los candidatos porque NINGUNO sirven, todos son corruptos o se corromperán más adelante, carecen de la calidad, capacidad, patriotismo, méritos, moral y dignidad.

Esta propuesta de rechazo general cierra las puertas a la obligación y responsabilidad de estudiar cada una de las realidades políticas de la nación: regiones, provincias, municipios, barrios y sectores como salud, educación, economía, industria, deporte, trabajo, seguridad social y ciudadana, etc.

Esta propuesta es de abandono y quienes la sustentan deberían retirarse de la política hasta que la realidad social sea más cómoda, menos corrupta y más ética.
Precisamente, cuando una nación más necesita de sus hombres y mujeres es cuando está más enferma, esperar a más adelante en medio de una coyuntura electoral es una propuesta oportunista de quien, por no tener posibilidades, trata de hacerse el gracioso a la masa de población que se abstiene de votar, haciendo una pobre interpretación del alto porcentaje de votantes que se abstienen al proponerles abandonar el terreno de lucha en momento inoportuno. Muestran que no tienen oferta política ni voluntad para enfrentar la situación compleja y deprimente, una visión difusa para enfrentarse con un poder abrumador, que permea, domina y somete a muchos pero no a la totalidad.

Los lideres y dirigentes políticos tienen la obligación de estudiar a fondo la sociedad para diagnosticar y ofrecer soluciones verdaderas y organizar a quienes actuarán como el remedio a los males.

Si los análisis se hacen para acomodar la visión de uno u otro personajes políticos no pasarán de ser interesantes pero pasajeros, superficiales e irrelevantes. El ambiente político dominicano está lleno de ellos. Secretarios de Estado o ministros, presidentes de la SCJ, Senado, Cámara de Diputado, Pte. de la República, de partidos políticos e instituciones civiles y militares, etc., declaran sobre los grandes problemas, sus orígenes y soluciones por intereses particulares para ver o escuchar una nueva versión sobre el mismo problema pero por un personaje diferente aunque a veces por el mismo personaje. Es hacer uso del derecho que todos tenemos a probar, a inventar con aparente seriedad y honorabilidad.

Los que proponen NINGUNO deberían aclarar hasta cuando habrá NINGUNO en término de tiempo, hasta cuando durará el ostracismo y si serán los NINGUNISTAS los que un día se convertirán en los auténticos y únicos merecedores de la volunta popular.

NINGUNO es un vacío político y será lo que heredarán sus progenitores; sus intenciones serán buenas pero como propuesta política no está sustentada, no tiene presente ni futuro y no encontrarán el protagonismo deseado ni entre los sectores más avanzado ni entre los sectores más atrasados pues los avanzados no meten todo en un saco y los atrasados eso es lo que siempre hacen, precisamente.

Huele a extremismo y no propone NINGUNA salida a la crisis que vive nuestro país a pesar de la honorabilidad de algunos de los proponentes.



Manuel Martínez

El PLD, las primarias y Leonel Fernández

 A RAIZ DE LA CONVENCION DEL PLD 2011

Los partidos políticos que han ocupado la dirección del Estado Dominicano han llenado de verguenza a todos los dominicanos serios, de verguenza y de trabajo, que son la abrumadora mayoría que forman el alma de la nación.

El Partido Dominicano, de Rafael Leonidas Trujillo Molina; el PRD, de José Francisco Peña Gómez; el Partido Reformista, de Joaquín Balaguer; y el PLD, de Leonel Fernández han sido gobernantes dedicados al pillaje, el enriquecimiento ilícito, el trafico de influencia, los privilegios a nacionales y extranjeros, el derroche y dilapidación del patrimonio, los recursos naturales y minerales y toda manifestación de corrupción, desmoralización del pueblo, transculturación, atraso educativo, científico, tecnológico, comercial, industrial, inescrupuloso aumento de la deuda externa, ineficiencia, narco tráfico, lavado, violación de la Constitución, etc.

Con la sola excepción de los 7 meses de gobierno del Prof. Juan Bosch (1963) la República Dominicana ha sido gobernada por unos partidos políticos que más que partidos políticos han sido grupos de negociantes y comerciantes de la peor calaña, grupos de depredadores, sin conciencia del honorable papel que le corresponde en la tarea de conducir la suerte de una nación.

lunes, 25 de abril de 2011

De regreso


Hola queridos amigos.
¿Cómo están?

Les saludo después de haberme ausentado por espacio de un año de nuestro blogspot.

Mucho ha sucedido en este año en nuestro país y en el mundo.
Hemos estado participando en algunos eventos directamente y en otros analizando, comentando y enfocándolos a través de los medios de comunicación.

Hay temas de extraordinario valor e importancia que quisiera abordar, como son:

la crisis ecónomica del capitalismo, especialmente la de los Estados Unidos de Norteamerica y los paises más desarrollado de Europa;

La crisis de los precios de los alimentos a partir de su utilización como fuentes de combustible en sustitución de los combustibles derivados del petroleo.

La crisis del medio oriente: Egipto, Libia, Siria, Pakistán, Yemen,
Sudán, Afganistán, Israel, Palestina, etc.

La crisis económica de Grecia, España, Portugal, y otros que pasan por situaciones dificiles.

El triunfo electoral de Barack Obama: espetativas y despertar a la realidad.

El triunfo mostrenco del PLD en las elecciones parlamentarias y municipales del 2010.

La modificación a la Constitución y la inconstitucional de la nueva Constitución.

Figueroa Agosto desenmascara al gobierno de Leonel Fernández y la mafia militar.

La corrupción y el desorden general gran aporte historico del podrido PLD y El Dr. Leonel Fernández Reyna.

El terremoto de Haiti y las sospechas de la manos cientificas (criminales) de la nueva tecnología de inducción de terremotos: proyecto haarp: High Frequency Active Auroral Research Program o HAARP ó (programa de investigación de aurora activa de alta frecuencia).

Las bases militares en Colombia, las provocaciones del ex-Presidente Alvaro Uribe, la amozonía brasileña y el interés de apropiación de los EEUU.

La destrucción del medio ambiente

Como ven, esta es parte de la larga lista de temas nacionales e internacionales que hay que abordar. Es necesario tener una visión general de los temas más importantes, para de esa forma, las cabezas pensantes, mantengan un ejercicio que les permita interpretar los acontecimientos que se generan con una aceleración y diversidad que podrían dejarlos confundidos y desorientados.

El tema que me propongo abordar trata sobre política nacional:

EL FRENTE AMPLIO POR LA DIGNIDAD NACIONAL -I-

Dado el grado de deterioro del gobierno, el estado, la corrupción general, el crimen, la violencia, la inseguridad ciudadana, la economía, la deuda externa, la entrega de las riquezas -como el oro- a empresas extrangera, la deuda social acumulada, la carestía de la vida, la falta de circulante, el descaro y el cinismo de los gubernantes y tantas otras cosas soy de opinión que no hay espacio ni tiempo que perder, que hay que salvar la patria antes de que todo este caos degenere en un gran enfrentamiento social de dimenciones descomunales y muy dolorosas.

El FRENTE AMPLIO POR LA DIGNIDAD NACIONAL debe sacurdirse, definirse cuanto antes, unir bajo su sombrilla a todas las organizaciones posibles y formular un verdadero plan de lucha, de campaña, de tocar todas las puertas de los hogares dominicanos, empresas, negocios, organizaciones civiles, religiosas, sociales, culturales, comunitarias; que se vea la fuerza del proyecto, que lleguen claras las ideas, el mensaje de unidad, de salvar el país, la educación, la paz, el desarrollo, el progreso; ser una propuesta verdadera y convencer de serlo a un pueblo que lo necesita.

Hay que preparar un verdadero plan de lucha por la presidencia sin escatimar el más mínimo esfuerzo y hay que preparar con objetividad un plan B para la segunda vuelta como tal parece que sucederá.

Los hombres y mujeres que opinen sobre las políticas a seguir del FRENTE AMPLIO deben ser escuchdo pues aunque no formemos parte de la militancia si formaremos parte del pueblo sostenedor, de la estructura extrapartidaria, activa y militante y parte de la gran masa esencial del pueblo, indispensable para convertirse en la masa pensante, comprometida, desafiante y victoriosa pero siempre dispuesta a ser garantía del cumplimiento de los planes y promesa hechas al pueblo y también de la satisfación de sus necesidades. De esta masa muchas personas pasarán a la militancia asumiento el proyecto como parte de un compromiso, histórico, moral y ético.

El plan B ha de convertirse en el elemento protagócico, en un antes y después, en una marca de los nuevos tiempos. La autenticidad del frente ha de llevarlo lejos en el horizonte del pueblo dominicano en la busqueda de su bienestar y su felicidad.



Si no pudieramos obtener la presidencia hemos de quedar en una sólida posición que le permita al FRENTE AMPLIO negociar en nombre y representación del pueblo dominicano ya que los gobiernos hasta ahora conocido sólo han sabido gobernar para los ricos de todo tipo y para los corruptos de todo tipo.



Temas como el 4, 5 o 6% para educación, el presupuesto para la salud, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud y otros puntos que tienen que ver directamente con los humildes han de ser negociado con todo el honor, dignidad, ética y altura como lo merece nuestro pueblo. Si no logramos esto habremos hecho un mal trabajo y el pueblo quedará convencido una vez más que su esperanza está lejos, que sus verdaderos defensores no están aun en el escenario político.


Continuará.

sábado, 30 de enero de 2010

Elecciones municipales y congresionales dominicanas y algunos aspectos de interés

En la República Dominicana se celebrarán elecciones nacionales en lo congresional y municipal el próximo de 16 mayo. Estas elecciones podrían tener algunos aspectos de interés para la nación y quién sabe si también se reflejen fuera de la nación.

Todo parece indicar que las condiciones objetivas están dadas para que eventos relevante marquen la presente contienda dado que hay una crisis general en todos los servicios que debe ofrecer el Estado a la población, una corrupción innegable e imposible de ocultar, un descrédito de los partidos políticos tradicionales, el decenso del Presidente en la aceptación popular y el hecho de no verse por ningún lado esperanza alguna de respuesta ante tantas calamidades.

Lo que ha acontecido en la CDEEE en cuanto a la corrupción y el anémico servicio eléctrico, la carencia de agua potable en todo el país, La inseguridad ciudadana, el crimen, el narcotrafico, la debilidad del Presidente para imponer orden y respeto a los funcionarios público, la corrupcion de los cuerpos policiales y militares, la penosa situación de la educación, salud, en fin todo está podrido.

Si, todo está podrido empezando con la nueva, ilegal, impopular, inmoral, impuesta, prostituida y ventorrillera constitución de la República.

Podrido como el contrado y revisión del contrato del Estado Dominicano con la Barick Gold.
Este contrato regala, obsequia graciosamente seis años de producción de nuestro oro a cambio de nada. Si tomamos en cuenta que cada año se extraerá 1 millón de onzas de oro y se calcula al precio estable en el mercado internacional de 1,200 dólares la onza tenemos que cada año venderiamos 1,200 millones de dólares, que multiplicado por los 6 años serían igual a 7 mil 200 milones de dólares. El costo de producción de cada onza de oro es de 280 dólares, por lo que 6 millones de onzas de oro a 280 dólares seria igual a 1,680 millones de dólares, réstele esta suma a los 7,200 millones de dólares de la venta de 6 años y le quedará 5,520 millones de dólares. Si señor, nuestros legisladores por razones muy poderosas decidieron legalizar el saqueo de nuestra riquezas y así perpetuar la miseria, desempleo y las mil y una necesidad de nuestro pueblo.
Los 5,200 millones de dólares que podriamos obtener de beneficio cambiados a la tasa de 36x1 le aportaría a la República Dominicana 187,200 millones de pesos o 31,200 millones de pesos cada año.

Si alguna vez se ha preguntado por que no salimos del atraso y la miseria pues le podemos responder con toda propiedad: porque regalamos nuestras riquezas y luego nos endeudamos con préstamos que van a parar a los bolsillos de funcionarios corruptos.

Por que la población no vota masivamente encontra el partido de gobierno (PLD) y sus complices (PRD-PRSC)? pues porque los sectores progresista están divididos, la población adormecidad ante la guerra de los medios de comunicación y porque nadie se ha tomado la tarea de hacer una oposición que a la vez vaya haciendo conciencia y creando confianza y porque el peso de la miseria y de la crisis económica los agobia.

Bastaría con una sacudida, un despertar, una real unidad basada en la objetividad, cultura, realidad, historia y coyuntura nacional, dominicana para hechar a andar.

Hemos sido muy débiles en la formación del carácter, conceptos, diciplina y respeto a los demás y no le hemos ofrecido nunca un verdadero combate a los adversarios, esto les ha permito darse el lujo de pelearse entre ellos sin preocuparse por nuestra acciones políticas

Pero en estas elecciones pueden ocurrir algunos cambios de importancia si se sabe aprovechar el fáctor subjetivo de algunos sectores y empezar a despertar a otros.


Manuel Martínez
San Pedro de Macorís
30-1-10

viernes, 17 de julio de 2009

Un consejo al Presidente

No fue casual que usted, en una muestra de sinceridad poco política, dejara escapar en público su firme convicción de que en este país, usted no tiene con quien debatir, porque sus críticos no saben conceptualizar.

Querido profesor:

Durante los años en que usted ha gobernado a nuestro país ha demostrado que no tiene vocación para escuchar y valorar a nadie que le critique. Mucho menos cuando las críticas o sugerencias no provienen de personas que usted considere “prominentes”.No se parece usted a su maestro, partiendo de que todavía considere como tal al profesor Juan Bosch. Con él aprendí una gran lección en la primera entrevista que le hice ejerciendo el oficio de periodista.En esa entrevista, que considero histórica en mi carrera, traté de interrumpirlo mientras me explicaba la importancia de diversificar la industria azucarera dominicana, y me llamó la atención de la siguiente manera: me dijo: oiga lo que le voy a decir, y preste mucha atención, porque usted está comenzando a ejercer el periodismo.

Y ahí vino la pregunta: ¿Sabe usted por qué las personas tenemos dos oídos y una sola boca? Y sin llegar a responderle, me dijo: para oír más y hablar menos. Y esto es así, añadió, porque por más que usted sepa, todos los demás juntos deben saber más que usted, y si usted no escucha a los demás, entonces se quedará con el poquito que usted conoce, y no tendrá la oportunidad de aprender lo que saben los demás.

Usted, mi querido profesor, siempre tiene los oídos sellados frente a sus críticos, incluso cuando acepta reunirse con alguien al que supuestamente va a escuchar.

No fue casual que usted, en una muestra de sinceridad poco política, dejara escapar en público su firme convicción de que en este país, usted no tiene con quien debatir, porque sus críticos no saben conceptualizar.

A pesar del origen humilde de su vida, usted no le confiere ninguna calidad a las ideas de personas que no tienen un apellido o un título rimbombante, como si se tratara de una negación de su propia historia.
De todas maneras, quien suscribe, siente el deber ciudadano de advertirle que su trayectoria como gobernante no va por el mejor camino, que está cometiendo errores que mancharán su historia.

En esta ocasión, sólo me referiré a dos temas sobre los cuales le invito a reflexionar. Uno de ellos es la forma en que su figura aparece apadrinando a los actores más corruptos del quehacer político dominicano. El otro es como su persona se va asociando a la idea de un gobierno criminal, asesino de personas humildes.

Antes de descalificar mis reflexiones, haga marcha atrás y revise cómo ha cobijado bajo su sombrilla a una serie de personajes marcados por el crimen y la corrupción con los cuales su maestro jamás se habría juntado por ninguna razón.

En lo que se refiere a la mancha de sangre que comienza a empañar su imagen como gobernante, le recomiendo pedir un simple informe de las decenas de personas humildes, sin antecedentes criminales, que han sido asesinadas sin piedad, y que en un primer momento la Policía ha intentado justificar con el lamentable argumento del intercambio de disparos, y luego se ha comprobado que se trataba de horribles ejecuciones.

Recuerde que la sangre inocente derramada por las víctimas no es responsabilidad exclusiva de la Policía. En esa deuda de sangre se le incluye, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional , como jefe del Ministerio Público y como guardián de los derechos de todos los dominicanos y ciudadanas, especialmente del derecho a la vida.

Bájese un momento del “rascacielos” donde se ha mudado junto a sus compañeros de partido y de gestión de gobierno, para que pueda palpar lo que se vive aquí abajo, y para que un día no vaya a despertar sobre un volcán en erupción.

Como he le he dicho en los párrafos anteriores, estoy convencido de que usted no tiene vocación para escuchar a la gente de a pie. De manera que no abrigo la esperanza de que tome en cuenta esta carta. Sin embargo, el hecho de que usted no escuche, no es justificación para que no le diga lo que pienso.

Finalizo esta misiva con una cita de quien fuera su maestro, el profesor Juan Bosch, durante la campaña política del año 1982. Aquí está: "Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeísta que le oculte al país un hecho incorrecto o sucio o inmoral".

Con todo respeto, le saluda su ex alumno.

Marino Zapete.

lunes, 13 de julio de 2009

La Historia Secreta del Golpe de Estado a Juan Bosch en 1963

En el golpe de Estado de Honduras hay una fuerza poderoza que no se ve pero es la que organiza, dirige, decide y mantiene a los golpistas. Pero que actuan detrás del telón, es la fuerza que no se ve, es la fuerza de los Estados Unidos.

Hay mucha similitud con el golpe de Estado al Profesor Bosch en 1963 (Patria)

Política: teoría y acción

La Historia Secreta del Golpe de 1963

La Historia Secreta del Golpe de Estado de 1963 es un conjunto de tres discursos que el profesor Bosch dijo a través de Tribuna Democrática los días 25, 26 y 28 de septiembre de 1970, al cumplirse siete años del golpe militar que derrocó el gobierno que él presidía, y se publica ahora en POLITICA: Teoría y Acción porque en los trece años que han pasado desde entonces han entrado en la mayoría de edad muchos dominicanos, por lo menos, unos 750 mil, que no conocieron esa historia cuando fue dicha y publicada en varios periódicos hace ahora trece años.

Al ponerla a disposición de esta revista para que la publicara en ocasión del cumplimiento de los veinte años del golpe de 1963, el profesor Bosch le hizo algunas pequeñas correcciones pero ninguna de ellas en la descripción de los hechos y sus causas sino sólo en consideraciones políticos sobre la parte que jugó en esos acontecimientos el presidente Kennedy.

Queremos llamar la atención de los lectores sobre un aspecto de ese trabajo que consideramos muy importante, y es que en él se dijo por primera vez que el golpe de Estado de 1963 fue ordenado por la Misión Militar norteamericana, y se dan los datos comprobatorios de esa afirmación, y sin embargo, todavía hoy, a veinte años de aquel día, los políticos dominicanos, y especialmente los del PRD, se refieren a ese episodio de nuestra historia achacándoles la decisión de dar el golpe a los jefes militares dominicanos.

I

Hay muchos dominicanos, y yo diría que una mayoría de dominicanos, que han estado creyendo durante siete años que los autores del golpe de 1963 fueron los militares que firmaron el documento mediante el cual se declaró derrocado el gobierno que el pueblo había elegido nueve meses y cinco días antes. Pero sucede que muchos de esos militares no tuvieron nada que ver con el golpe. Sus firmas aparecen en la proclama porque estaban en el Palacio Nacional la noche del 25 de septiembre, no porque tomaran parte en los acontecimientos. Es más, algunos llegaron al Palacio sin saber qué era lo que estaba sucediendo allí, cosa, por ejemplo, que le pasó al general Belisario Peguero; otros firmaron la proclama mientras decían que ese golpe era un error que iba a costarle muy caro al país, y tal fue el caso del general Renato Hungría; otros la firmaron porque creyeron que si no lo hacían perderían sus rayas y hasta sus uniformes. El ex-general Elías Wessin-Wessin declaró hace algún tiempo, mientras se hallaba en los Estados Unidos, que fue él quien derrocó al gobierno constitucional de 1963, y que si tuviera que hacerlo otra vez lo haría de nuevo; pero el ex-general no fue ni el autor ni el jefe del golpe. A él lo llevó al Palacio Nacional el ex-general Atila Luna, a las tres de la mañana, cuando ya la suerte de la República había sido resuelta por otros, y lo mismo que hicieron otros, puso su firma en la proclama sin llegar a darse cuenta de lo que iba a significar la noche del 25 de septiembre en la historia dominicana. Al hacer esas declaraciones que hizo, el ex-general Wessin-Wessin estaba ganando indulgencias con camándula ajena, si bien esas indulgencias no lo eran, y más bien eran todo lo contrario.

Una Historia Desconocida

La historia desconocida del golpe va a ser contada ahora, al cabo de siete años, porque hizo falta todo ese tiempo para que yo fuera reuniendo los detalles, algunos de los cuales estaban guardados en el mayor secreto, como si fueran oro en polvo. Pero en esa historia no voy a referirme a los antecedentes políticos, que reservo para otra ocasión; voy a hablar de los hechos, tal y como éstos se produjeron.

A mediados del año 1963 recibí una llamada telefónica de Juan M. Díaz, un dominicano que vive en New York desde hace por lo menos treinta y cinco años; me dijo que quería verme y llevarme una persona y que se trataba de algo urgente. Le respondí que fuera a mi casa a medio día, y cuando fue me presentó a su amigo: era el ex-general haitiano León Cantave, un hombre alto, claro para ser haitiano, de pelo blanco, que había sido jefe del ejército de Haití en los primeros años del régimen de Duvalier. Díaz y Cantave iban a pedirme que les facilitara medios, armas y una base en territorio dominicano para preparar una expedición contra el gobierno de Duvalier. Antes que ellos, otros haitianos me habían pedido lo mismo, y entre ésos recuerdo al padre Jacinto, a Pierre Rigaud, a Louis Dejoie; a todos los cuales les había respondido lo mismo que les dije ese día a Juan M. Díaz y al ex-general Cantave: que el gobierno que yo presidía no podía intervenir en los asuntos de otro país porque el día que lo hiciera no tendría autoridad moral para impedir que otro gobierno interviniera en los asuntos dominicanos. "Nosotros", les dije, "estuvimos preparados en el mes de abril para actuar contra Duvalier porque éste invadió con su policía la Embajada dominicana en Haití, y eso se considera en todas partes, del mundo como una agresión contra la soberanía del Estado al cual pertenece la Embajada; pero no podemos entrar en actividades ocultas y conspirativas contra Duvalier, porque eso sería intervenir en los asuntos políticos de los haitianos y además es contrario a los principios de un gobierno democrático, pues en el régimen democrático no se hacen ni deben hacerse cosas ocultas. En el sistema democrático, el pueblo debe estar enterado de lo que haga su gobierno".

Debo decir que me sorprendió la rapidez con que Juan M. Díaz y Cantave aceptaron lo que les decía. De hecho, no trataron de convencerme de que debía complacerlos, y se fueron, y yo me quedé pensando en lo rara que parecía su actitud, porque viajar desde New York hasta Santo Domingo para plantear un asunto tan importante e irse sin hacer esfuerzos para conseguir lo que habían venido a buscar era algo que no me parecía normal. Pero como ustedes verán, lo que pasaba era que esa visita tenía un propósito secreto, pues al ex-general Cantave no le hacía falta que yo le dijera que sí ni le importaba que le dijera que no. Por detrás de él había una fuerza poderosa, mucho más poderosa que la del presidente de la República Dominicana. Lo único que necesitaba esa fuerza era usar la visita del ex-general Cantave a mi casa, sin importarle lo que yo le hubiera dicho. Y así fue.

A principios de julio recibí una nota de un haitiano en la que me decía que deseaba verme para explicarme por qué había abandonado el campamento de Sierra Prieta. Me quedé sorprendido al leer la nota, porque no tenía la menor idea de que había un campamento de haitianos en Sierra Prieta, que como ustedes saben está cerca de Villa Mella, y por lo tanto cerca de la Capital. Le mandé decir al haitiano que fuera a verme en la noche, y al hablar con él me enteré de que allí, en Sierra Prieta, había unos 70 ú 80 haitianos haciendo ejercicios militares y prácticas de tiro bajo el mando del ex-general Leon Cantave y de algunos ex-oficiales haitianos; y me enteré de algo asombroso, increíble: que eso estaba haciéndose con el conocimiento del ministro de las Fuerzas Armadas dominicanas, el general Elby Viñas Román. Esa misma noche hice citar a los generales Viñas Román y Renato Hungría. Este último era jefe de Estado Mayor del Ejército. Cuando les pregunté si era verdad que en Sierra Prieta había haitianos haciendo entrenamiento militar, el general Viñas Román contestó que sí, y al preguntar yo que quién había autorizado eso me respondió que él había dado las órdenes porque el ex-general Cantave le había dicho que yo había aprobado esa medida, pero que si yo no estaba de acuerdo con lo que estaba haciéndose daría inmediatamente las órdenes para que los haitianos abandonaran el lugar. "Claro, general", le dije. "Yo no puedo aprobar nada parecido a eso, y en lo sucesivo, antes de lanzarse a tomar decisiones de naturaleza política, espere órdenes mías y no se atenga a lo que le diga en nombre mío cualquier persona, y mucho menos un extranjero". El general Viñas Román dijo que así lo haría y nunca más volví a oír noticias de haitianos que se entrenaban en nuestro país. Pero ahora, al cabo del tiempo, después de haber hecho las debidas averiguaciones, estoy en condiciones de decir que una semana después del día en que el general Viñas Román me dijo que no volvería a actuar como lo había hecho, el ex-general Cantave estaba de nuevo en Sierra Prieta, entrenando haitianos, entre los cuales había una mayoría de cortadores de caña de los ingenios y algunos soldados de Duvalier que habían cruzado la frontera huyendo del dictador de Haití. Entre esos supuestos desertores había espías de Duvalier. Por medio de esos espías, Duvalier se hallaba enterado al día de lo que estaba pasando en Sierra Prieta, a pocos kilómetros de la Capital dominicana. Lo que sabía Duvalier en Puerto Príncipe lo sabían aquí los agregados militares de los Estados Unidos, y lo sabía el embajador norteamericano John Bartlow Martin, que después de la intervención de su país en el nuestro escribió un libro enorme lleno de mentiras destinadas a ocultar su papel en esos hechos; pero no lo sabía el presidente de la República Dominicana. Esa vez no apareció un haitiano que me informara de lo que estaba sucediendo, porque los responsables del engaño habían tomado todas las medidas para que yo no supiera la verdad.

Las Guerrillas de Cantave

Como una prueba de carácter político, no documental, de que el plan estaba dirigido desde Washington, voy a dar estos datos: En la noche del 2 de agosto, Cantave y los haitianos que estaban entrenándose en Sierra Prieta fueron embarcados en camiones que tomaron el camino de Dajabón, adonde llegaron temprano el día 3; y ese día 3 los Estados Unidos anunciaron oficialmente que cerraban la misión de la AID en Haití. Esta medida tenía como finalidad hacerles saber a los antiduvalieristas de Haití que los Estados Unidos rompían totalmente con Duvalier, y que por tanto el ataque que iban a llevar a cabo inmediatamente Cantave y sus hombres contra el gobierno de Duvalier tenía el apoyo norteamericano.

Los hombres de Cantave fueron llevados hasta la bahía de Manzanillo, en el lugar donde desemboca el río Masacre. Iban con uniformes y zapatos nuevos y con las armas que se les habían cogido en junio de 1959 a los expedicionarios que habían venido de Cuba por Constanza, Estero Hondo y Maimón, con el propósito de derrocar a Trujillo. Al amanecer del 5 de agosto, los haitianos penetraron en su país a través de unas siembras de cabuya propiedad de una firma norteamericana, llamada Plantación Delfín, donde les tenían preparados camiones y yipis. La prensa de los Estados Unidos comenzó a publicar noticias en las que se decía que en el norte de Haití había sublevaciones contra el gobierno de Duvalier y que desde cierto lugar del Caribe habían llegado varias expediciones. Sinceramente les digo que yo no podía sospechar que ese ataque había salido de la República Dominicana. Es más, el Embajador Martin estuvo a verme —recuerdo que era de noche— y cuando le pregunté de dónde creía él que habían salido las fuerzas que estaban atacando Haití me respondió que creía que de Venezuela, a lo que yo le respondí con una pregunta, que fue ésta: "¿Es que en la Florida hay algún lugar que se llame Venezuela?". La Florida, como ustedes saben, es territorio norteamericano, un estado de los Estados Unidos, que es lo mismo que si dijeramos una provincia. El embajador Martin era —y debe seguir siéndolo— un hombre sin sentido del humor, y sin embargo al oírme se echó a reír. Ahora, cuando sé la verdad, me doy cuenta de que se reía porque le resultaba gracioso engañar al presidente del país ante el cual él representaba al presidente del suyo. Sólo que John Bartlow Martin, como les sucede a tantos en el mundo, no alcanzaba a darse cuenta de que a menudo el que cree que engaña a los demás está engañándose a sí mismo, y que en una actividad tan complicada como es la política, por el camino del engaño se llega indefectiblemente a la tragedia, como iba a suceder en la República Dominicana, para desgracia de John Bartlow Martin y de su país.

II

El día 16 de agosto se cumplían cien años de haber comenzado la guerra de la Restauración. Esa guerra, llevada a cabo contra España, es un acontecimiento histórico de gran importancia para nuestro pueblo, y aunque nosotros no estábamos en condiciones de hacer grandes fiestas, porque la situación del país no permitía que hiciéramos gastos, el gobierno quiso darle a ese día la categoría que merecía, y entre los actos destinados a conmemorar el primer siglo del comienzo de la guerra se hallaba la inauguración de una escuela en Capotillo. Fue en ese punto, llamado en aquella época Capotillo Español, donde comenzó la lucha cien años antes, bajo la jefatura de Santiago Rodríguez. Verdaderamente, era una pena para el país que a los cien años del histórico 16 de agosto de 1863 los niños del lugar donde había empezado la guerra de la Restauración no tuvieran escuela. Pero ese día se inauguró una, con la presencia del presidente de la República y el ministro de Educación, Buenaventura Sánchez, así como de otras autoridades. Lo más lejos que yo tenía en ese momento era que la gente de León Cantave, que había sido derrotada por las fuerzas de Duvalier hacía menos de diez días, había cruzado la frontera muy cerca de ese punto y estaba operando en territorio de Haití.

Efectivamente, al ser derrotado Cantave volvió a nuestro país y se acantonó en Don Miguel, a la vista de la frontera haitiana; allí estableció su campamento en una finca que tenía siembra de tabaco. Yo noté en esa ocasión un exceso de militares y cuando pregunté a qué se debía se me explicó que estaban tomándose precauciones porque se habían recibido noticias de que había un complot para matarme. No había tal complot. Lo que sucedía era que al atardecer del día anterior, 15 de agosto, un grupo de la gente de Cantave había cruzado la frontera y se había internado en Haití, en dirección hacia un lugar llamado Mount-Organisé, y los militares, que no me habían informado de nada, tenían temor de que pudiera pasar algo que sacara a la luz el plan, razón por la cual no querían que estuviera en Capotillo más tiempo del necesario.

Hay que darse cuenta de que todo lo que estaba haciéndose se hallaba dirigido por extranjeros; que unos cuantos señores extranjeros planeaban lo que los soldados dominicanos debían hacer, y que éstos lo hacían sin el conocimiento del presidente de la República; y en cambio, Duvalier estaba al tanto de los menores detalles de esos movimientos y creía, con razón, que era yo quien daba las órdenes. Duvalier conocía los planes tan detalladamente que en la noche anterior cambió la tropa que tenía en Mount-Organisé, porque tenía el temor de que entre esa tropa hubiera gente combinada con Cantave. Los hombres de Cantave fueron derrotados fácilmente y volvieron a territorio dominicano; esa vez entraron por la Trinitaria. Ese 15 de agosto, una organización internacional de abogados que estaba establecida en Suiza, es decir, a miles de kilómetros de la República Dominicana y de Haití, hizo unas declaraciones muy fuertes contra Duvalier que fueron publicadas ese mismo día en varios países de América, transmitidas por agencias norteamericanas de noticias. En esas declaraciones se explicaba que Duvalier era un tirano, que se mantenía en el poder gracias a su organización de asesinos llamada Tonton-macutés; que en Haití no había la menor libertad ni para las personas ni para las organizaciones. Todo eso era verdad, pero cuatro años después vino a saberse que esa organización internacional de abogados recibía dinero de los servicios secretos de los Estados Unidos; de manera que la publicación de ese documento, justamente el día en que fue lanzado el segundo ataque de las gentes de Cantave contra Duvalier, es otra prueba indirecta de quienes eran los que estaban dirigiendo las operaciones de Cantave en territorio dominicano.

Unos días después del 15 de agosto, Cantave envió otro grupo a Haití. Ese grupo llegó a Ferrier, muy cerca de la frontera, mató al síndico y volvió a su campamento en nuestro país. Mientras tanto, desde varios lugares del Caribe llegaban a Santo Domingo exiliados haitianos que iban a reunirse con Cantave. En total, el ex-general haitiano llegó a reunir, entre el 20 y el 25 de agosto, 210 hombres. En la noche del 26 de este mes un avión pesado de transporte dejó caer cerca de Dajabón una importante cantidad de armas, entre las cuales había morteros, bazukas, ametralladoras calibre 30, rifles M-1, que eran entonces los mejores que tenía el ejército norteamericano, y ametralladoras de mano M-3. El avión que trajo esas armas a nuestro país venía del campamento Romey, en Puerto Rico, una de las grandes bases militares de los Estados Unidos en el Caribe. Mientras tanto, los agentes políticos que trabajaban con el embajador John Bartlow Martin organizaban la acción política que debía debilitar al gobierno dominicano, tales como aquellas conocidas manifestaciones cristianas, y el propio embajador, queriendo meterme en una trampa, me propuso el 16 de agosto, en Santiago, que procediera sin pérdida de tiempo a cambiar de política; que expulsara a los comunistas y usara mano dura con los trujillistas. Cuando me habló así le miré de tal manera que él comprendió que había metido la pata y comenzó a pedirme excusas y a explicar que él no quería darme órdenes, que sólo estaba dándome consejos como amigo, no como embajador. Yo me levanté sin responderle y me fui a atender a unos amigos que habían llegado a saludarme. Ese mismo día se celebraron varias concentraciones dizque cristianas en diferentes lugares del país y el cónsul norteamericano en Santiago, a quien la gente le llamaba don Pancho, llegó a la casa de Antonio Guzmán, donde me hospedaba, y protestó en alta voz ante el embajador, el Nuncio Clarizio y otras personalidades por la forma excesivamente violenta en que se atacaba al gobierno en esos mítines. El cónsul don Pancho fue sacado del país al reventar la revolución de 1965, y por la forma en que actuó el 16 de agosto de 1963 y por esa sacada del país en 1965 se ve que no estaba de acuerdo con los planes de sus jefes o que no se le habían comunicado esos planes.

Hablo de estas cosas no por el gusto de recordar asuntos desagradables, porque los políticos que viven pensando en lo que pasó y no en lo que está pasando o va a pasar se vuelven resentidos, y los resentidos no están en capacidad de dirigir a nadie. Estoy haciendo la historia secreta del golpe de Estado de 1963 para que el pueblo conozca los hechos y pueda hacer juicios correctos, y sobre todo para que los jóvenes dominicanos que están entrando o van a entrar en la vida política queden enterados de todo lo que puede suceder en un país como el nuestro, donde un poder extranjero está en capacidad de tomar decisiones que comprometen la vida misma del gobierno dominicano, en lo nacional y en lo internacional, sin que nadie en el gobierno se entere de lo que está pasando.

En toda esta historia, que duró tres meses, no hubo una persona, campesino, obrero, empleado público, dirigente del PRD o de otro partido, que se me acercara a darme una información sobre los movimientos de Cantave; nadie, excepto el haitiano que me contó a principios de julio que él había salido del campamento de Sierra Prieta. Es más, preocupado, por las acusaciones de Duvalier, llamé a algunos militares y les pedí que vigilaran a los hombres de Duvalier; que metieran en Haití gente práctica en los sitios fronterizos para que observaran si Duvalier hacía movimientos de tropas. La OEA celebraba reuniones y mandaba comisiones que se veían conmigo, y yo hablaba con los comisionados en la forma más inocente, sin tener la menor idea de que cualquiera cosa que dijera podía tomarse como una referencia a las fuerzas de Cantave, que seguían acantonadas en territorio dominicano, cuando lo cierto era que yo ignoraba de manera absoluta que Cantave y sus 210 hombres tenían una base en nuestro país.

El Derrocamiento

Debo decir con toda franqueza que no creo que las dos cosas —los ataques contra Haití y las concentraciones cristianas— fueron planeadas con el fin de tumbar al gobierno constitucional. Al repasar los hechos de aquellos días con los informes que tengo ahora llego a la conclusión de que la utilización del territorio dominicano para tratar de derrocar a Duvalier comenzó como un plan aislado cuyo único propósito era acabar con el régimen de Duvalier, que había sacado de Haití a la misión militar norteamericana, cosa que los yanquis no podían tolerar. Los Estados Unidos tenían desde hacía 30 años el compromiso internacional, establecido en tratados aprobados por su gobierno y por su Senado, de no intervenir en los asuntos políticos de otros países de América; pero desde 1954 habían hallado la manera de violar esos tratados organizando expediciones secretas, como fue la de Castillo Armas, que derrocó el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala, y la de Bahía de Cochinos, llamada a tumbar el de Fidel Castro en Cuba en abril de 1961. Pero la expedición de Castillo Armas fue organizada en Nicaragua y Honduras con el conocimiento y la ayuda de los gobiernos de Nicaragua y Honduras, y la de Bahía de Cochinos se organizó en Guatemala y en Nicaragua también con el conocimiento y la ayuda de los gobiernos de Guatemala y Nicaragua; y en el caso de la de Cantave no se podía contar con la ayuda del gobierno constitucional dominicano porque ese gobierno respetaba sus compromisos y sus principios, y esos compromisos y esos principios estaban regulados precisamente por tratados internacionales iguales a los que habían firmado los norteamericanos, en virtud de los cuales nuestro país no podía intervenir en la vida política de otro. Los que decidían la política latinoamericana de los Estados Unidos comprendieron rápidamente que el gobierno que yo presidía no se prestaría a hacer el papel que habían hecho los de Honduras y Nicaragua en 1954 y los de Guatemala y Nicaragua en 1961; por eso organizaron ocultamente el campamento de Cantave en Sierra Prieta, y volvieron a organizarlo más ocultamente todavía después que yo di órdenes, a mediados de julio, de que fuera disuelto; y por eso mantuvieron en secreto todas las actividades de Cantave y de sus hombres en territorio dominicano, desde julio hasta que el gobierno fue derrocado el 25 de septiembre.

Mi impresión es que la organización de las fuerzas políticas opuestas al gobierno fue una consecuencia de los fracasos de la acción militar de Cantave, y que en ningún momento se pensó usarlas para derrocar al gobierno. A mi juicio, lo que se perseguía era colocar al gobierno en posición de debilidad, de tal modo que si yo descubría la verdad sobre Cantave y sus hombres no pudiera tomar ninguna medida contra los que estaban en ese juego sucio. Lo que el embajador John Bartlow Martin llamaba consejos de amigo era parte del plan para debilitar políticamente al gobierno. Ahora bien, los acontecimientos se presentaron de tal manera que al final hubo que derrocar al gobierno para evitar que el presidente Kennedy quedara desacreditado ante todos los jefes de Estado del mundo por lo que su gobierno estaba haciendo en la República Dominicana, pues hasta ese momento nunca se había hecho nada semejante a lo que estoy contando.

Las Guerrillas y el Embajador Martín

Martin es un típico oportunista. Sin tener la menor experiencia ni la menor capacidad para el cargo, logró su nombramiento de embajador en Santo Domingo a través de Adlai Stevenson, hombre muy débil, a quien Kennedy llamaba "mi mentiroso oficial", porque era a él a quien se le encargaba decir en las Naciones Unidas las mentiras que tenía que decir para defender el gobierno de su país. Stevenson fue el "mentiroso oficial" no sólo de Kennedy, sino también del sucesor de Kennedy, el señor Trujijohnson. A Martin todo lo que se refería a Haití le quitaba el sueño. Una vez, estando yo en mi oficina del Palacio con el ministro de Relaciones Exteriores, señor Ernesto Freites, Martin entró allí pálido como un papel, cayéndose como si estuviera borracho y gritando como un loco. Yo le miré fijamente y le dije estas palabras: "Embajador, usted olvida que está hablando con el presidente de la República". Martin volvió en sí, se puso a secarse un sudor que empezó a salirle de pronto por la cara y pidió perdón. Lo que lo había vuelto loco, según dijo, eran los problemas ron Haití. Pero en el mes de agosto estaba otra vez loco con los problemas de Haití, pues una tarde se presentó en mi casa a decirme que tenía buenas noticias para mí; que Duvalier saldría de Haití dentro de pocas horas; que ya había un avión esperándolo en el aeropuerto de Puerto Príncipe y que había pedido autorización para hacer un aterrizaje en New York, de donde seguiría hacia Francia y de ahí a Argelia. A las ocho de la noche me llamó para pedirme una entrevista urgente; fue a casa y lo que hizo fue repetir lo que había dicho en la tarde. En esa ocasión le dije que a mi juicio Duvalier estaba engañando a todo el mundo y que sólo debía creerse esa patraña cuando efectivamente llegara a Francia. Martin se fue, y oigan esto: a las 12 de la noche llamó para confirmarme lo que me había dicho ya dos veces, y lo que es más asombroso, volvió a llamarme a las 2 y 30 de la mañana para reconfirmarlo, lo que indica que el problema lo tenía fuera de sí debido a que la conciencia le reprochaba algo; y por último, el colmo de los colmos, se presentó en mi casa, manejando él mismo un yipi, a las cuatro y media de la mañana, para decirme que Duvalier saldría de Puerto Príncipe media hora después, a las cinco. El embajador podía quedarse despierto la noche entera excitado con una noticia que no tenía el menor fundamento, porque al día siguiente disponía de todo el tiempo para dormir a pierna suelta; pero yo, que tenía que trabajar como un mulo, y que desde el principio estaba convencido de que la noticia era absurda, no disponía del día para dormir. Sin embargo en la cabeza del embajador no entraban esas ideas, porque él actuaba, sin darse cuenta, a impulsos de su alma atormentada por el papel bastante turbio que estaba jugando.

Es el caso que el embajador Martin creía que la presencia de Cantave y de sus hombres en territorio dominicano, hecho que él conocía muy bien y del cual nunca me habló, ni directa ni indirectamente, había provocado una crisis en el régimen de Duvalier, y que éste, debido a esa crisis, iba a huir de Haití. Yo no disponía de tantos elementos de juicio como Martin, porque no tenía la menor idea de que Cantave y su gente estuvieran en Santo Domingo, y mucho menos en la frontera haitiana; pero estaba seguro de que las noticias del embajador carecían de fundamento y de que Duvalier seguiría en Haití hasta el día de su muerte. Pero el embajador, que para tranquilizar su alma necesitaba que Duvalier desapareciera antes de que su juego quedara al descubierto, veía ya sus deseos convertidos en realidad, fenómeno sicológico frecuente en las personas de mentes débiles, y a veces caía en sospechas porque pensaba que yo sabía lo que él estaba haciendo, y entonces escribía en sus notas, según dice él mismo, que yo le pedía a Kennedy que nombrara otro representante en su lugar.

La alegría del embajador debida a la idea de que Duvalier iba a desaparecer y el miedo de que yo pidiera su salida del país tenían un mismo origen; y sucedía que ni la alegría ni el miedo estaban fundamentados en la realidad; pues ni Duvalier desaparecería ni yo pensaba pedirle a Kennedy que me enviara otro embajador, simplemente porque no tenía la menor noticia de cuáles eran sus actividades secretas en relación con Haití, o lo que es lo mismo, en la política internacional dominicana.

Así iban pasando los días, hasta que llegó el mes de septiembre, y con él el día 22, fecha en la cual los jefes norteamericanos de la operación Cantave lanzaron al

ex-general haitiano por última vez a través de la frontera.

III

Volviendo al golpe del 25 de septiembre de 1963 diré que al cabo de mucho tiempo de investigar, de buscar la causa secreta de ese hecho, estoy en condiciones de decir que durante los meses de agosto y septiembre de aquel año el general Viñas Román viajó varias veces a Dajabón sin informarme adónde iba y a qué iba, y que fue él quien le transmitió a Cantave la orden, que a su vez habían dado los miembros de la misión militar norteamericana en el país, de que el próximo ataque a Haití debía ser por Juana Méndez y que la fecha de ese ataque debía ser el 22 de septiembre. Juana Méndez queda frente a Dajabón y tan cerca de esta ciudad dominicana que necesariamente el ataque a una provocaría pánico en la otra. De acuerdo con mis noticias, Cantave se oponía al ataque a Juana Méndez, pero se le hizo saber que si no se producía ese ataque en la fecha señalada, su campamento sería destruido. En ese campamento había haitianos que habían llegado de New York, enviados por organizaciones que recibían fondos de la CIA, y volvieron a New York después del último fracaso de Cantave.


Bien: La fecha fijada fue el 22 de septiembre, y la hora para cruzar la frontera, las 10 de la noche. El día 20 comenzó en Santo Domingo la huelga de los comerciantes. Ese día era viernes. El plan de los que habían organizado la huelga era que ésta continuara el sábado 21, y como el ataque a Haití sería el domingo en la noche, y se suponía que el lunes 23 se estaría peleando en Juana Méndez, si la huelga seguía el lunes el gobierno dominicano se vería en una situación de debilidad tan grande que no podría hacer el menor movimiento en relación con el ataque a Haití que estaría llevándose a cabo desde territorio dominicano. La situación estaba llamada a empeorar, porque los autores secretos del plan habían maniobrado de tal manera que el propio viernes día 20, en medio de la huelga de los comerciantes, los trabajadores de Haina y de otros ingenios del gobierno anunciaron una huelga que comenzaría el lunes día 23, a las 7 de la mañana, es decir, a la hora en que Cantave y sus hombres estarían atacando Juana Méndez, a la vista de los habitantes de Dajabón. Pónganse ustedes a pensar un momento en cuál era realmente el estado general de confusión del país, cuando resultaba que los trabajadores del azúcar, y más propiamente los de los ingenios del gobierno, la gente a quien más debía interesarle que el gobierno constitucional de 1963 se mantuviera en el poder, caían en hacerles el juego, de la manera más inocente, a los que estaban colocando al gobierno entre la espada y la pared. La mayoría del comercio de la Capital había cerrado el viernes, y el mismo viernes, en horas de la noche, los trabajadores azucareros anunciaban que la huelga de ellos comenzaría el lunes día 23.

Por suerte, aunque el comercio al por mayor; o al menos su mayoría, siguió la huelga el sábado, el comercio al detalle, tanto de telas como de comestibles, abrió sus puertas el sábado temprano. Las estaciones de radio que habían estado incitando a la huelga desde el amanecer del viernes habían sido silenciadas mediante el procedimiento de cortarles la corriente eléctrica, cosa que pudo hacerse porque todas ellas le debían dinero a la Corporación Eléctrica, y algunas le debían varios meses de corriente. Por otra parte, mucha gente del pueblo protestaba por el cierre de los comercios, y los detallistas, por su posición de explotados y por su contacto permanente con el pueblo se daban cuenta de que la huelga no tenía justificaciones sociales ni económicas, que era un movimiento de tipo político en el cual ellos no tenían ningún papel que jugar poniéndose frente al pueblo. El sábado, pues, la huelga había fracasado, a pesar de que ese día los periódicos daban la noticia de que el lunes comenzaría la huelga de los trabajadores de los ingenios del gobierno. El mismo sábado apareció en espacio pagado un artículo del Dr. Balaguer, que se hallaba en New York, y verdaderamente, se trataba de un artículo demoledor contra el gobierno. Unos diez meses antes yo había estado en New York, como presidente electo, y había ido a visitar al Dr. Balaguer, a quien le dije en esa ocasión que él mismo podía escoger la fecha de su retorno al país y que me avisara para ofrecerle las garantías del caso. En el mes de junio, según creo recordar, el viceministro de la Presidencia me comunicó que el Dr. Balaguer había pedido varias veces que se le enviara su pasaporte diplomático, al cual tenía derecho por ley, y que su petición no había sido atendida, y di órdenes inmediatas para que se enviara a la Presidencia el pasaporte y que tan pronto llegara, el propio viceministro, señor Fabio Herrera, fuera a la casa de las hermanas del Dr. Balaguer para entregarlo a una de ellas. Así se hizo. Como todos los dominicanos, fueran cuales fueran sus ideas políticas, el Dr. Balaguer tenía derecho a vivir en su país, y no era el gobierno el que podía decidir sobre eso; era la Constitución de la República la que garantizaba el derecho de cualquier ciudadano a entrar en el territorio nacional y salir de él cuando quisiera. El embajador Martin, el hombre más mentiroso que he conocido en toda mi vida, refiere que yo había dado orden para que los miembros del Consejo de Estado no salieran del país, y para probarlo dice que Donald Reid debía ir a los Estados Unidos a llevar una hija que debía ser sometida a tratamientos médico, y que yo lo impedí. Pues, bien, eso, como el 90 por ciento de lo que dice Martin, es una charlatanería; pero una charlatanería que tiene su explicación. En días pasados le explicaba a cierta persona que si un compañero o amigo suyo comienza de buenas a primeras a hablar mal de él, a decir mentiras sobre él, a calumniarlo, a tratar de desacreditarlo, averigue qué cosa mala contra él hizo esa persona; pues sucede que el que hace algo malo, comete una traición, actúa contra un amigo y compañero o se va con los enemigos de ese amigo, es generalmente una persona débil de mente o de carácter, que no tiene suficiente fortaleza mental o suficiente carácter para reconocer que ha actuado mal contra un amigo y compañero, para confesarlo y decidirse a actuar en lo sucesivo correctamente, y entonces el movimiento natural de su alma es volverse contra ese amigo y compañero a quien traicionó y tratar de desprestigiarlo, porque así él mismo acaba convenciéndose de que lo malo que hizo estuvo bien hecho. Ese fue el caso del embajador Martin; pero al embajador Martin se le fue la mano y dijo tantas y tantas mentiras que se desacreditó en su propio país. La causa de esas mentiras fue que Martin engañó al gobierno dominicano. Para encubrir la verdad, para que yo no tuviera autoridad moral si algún día decía la verdad; para no quedar en su país como lo que es, Martin pretendió desacreditarme escribiendo un libro lleno de falsedades.

Entre ellas está el cuento de que yo había prohibido la salida del país de los miembros del Consejo de Estado. Si yo hubiera sido hombre capaz de rebajarme a perseguir a alguien, el pueblo dominicano tendría pruebas de eso, porque aquí todo se sabe; y si yo hubiera sido capaz de solicitarle alguna vez a un juez que hiciera tal o cual cosa en perjuicio de un acusado, el pueblo entero lo sabría, porque o bien el juez o bien su secretario o bien un empleado del tribunal lo hubieran dicho. Ni yo le hubiera coartado jamás al Dr. Balaguer el derecho de vivir en su país ni le hubiera coartado nunca al Dr. Reid Cabral el derecho a salir del país.

La Causa Secreta del Golpe

Pero volviendo a los haitianos de Cantave, causa secreta del golpe del 25 de septiembre, ellos habían cruzado la frontera a las 10 de la noche del domingo día 22. A las seis de la mañana del lunes día 23 de septiembre, hallándome en mi oficina del Palacio Nacional, se me acercó el coronel Julio Amado Calderón, jefe del Cuerpo de Ayudantes, para decirme que la radio estaba informando que desde Haití se estaba disparando sobre Dajabón, y que la población de esa ciudad dominicana abandonaba el lugar a toda prisa. Lo que sucedía en realidad en ese momento era que Duvalier, avisado por sus espías, esperaba el ataque a Juana Méndez y sus fuerzas rompieron fuego contra las de Cantave a las 5 de la mañana, y muchos de los tiros que disparaban las fuerzas de Duvalier llegaban a Dajabón. Inmediatamente hice llamar al general Viñas Román y le pedí que convocara a una reunión de los altos jefes militares. En esa reunión sólo hablé yo, porque los altos jefes militares no decían nada. Me resultó sospechoso que ante la noticia de que Dajabón estaba siendo atacada ninguno de ellos demostrara la menor preocupación, pero así fue. Esa falta de interés en militares dominicanos ante la noticia de que estaba produciéndose un ataque a una ciudad dominicana era algo para mí increíble, pero yo no podía imaginarme, ni por asomo, la verdad de los hechos. Todavía hoy, al cabo de siete años, y conociendo como conozco ahora uno por uno los detalles de aquellos sucesos, me sigue pareciendo increíble lo que sucedió. Me doy cuenta de que lo que se hace en el terreno militar puede guardarse en secreto, porque la organización militar está preparada para eso; pero lo que me parece increíble es que los miembros de la misión militar norteamericana tuvieran tanta autoridad sobre los jefes militares dominicanos como para convencerlos de que debían actuar sin darle a entender nada al presidente de la República.

En la reunión con los jefes militares pedí que salieran hacia Dajabón algunos aviones, pero que tuvieran mucho cuidado con lo que hacían; que no se produjera ninguna provocación ni ningún movimiento que pudiera costarle la vida a un militar dominicano; ordené imprimir inmediatamente hojas sueltas en francés para ser tiradas desde el aire amenazando a Duvalier con medidas enérgicas si no detenía el ataque, y además hacer radiaciones en español, francés y patuá diciendo más o menos lo mismo; por último, le pedí al Dr. Héctor García Godoy, ministro de Relaciones Exteriores, que reuniera el cuerpo diplomático para informar a todos los representantes extranjeros de lo que estaba sucediendo. A las once de la mañana fue a verme un dirigente del PRD para decirme que según le habían informado, los sucesos de ese día obedecían a un plan para tumbar al gobierno; estaba simulándose un ataque haitiano a nuestro país para poder decirles a los soldados que yo estaba llevándolos a una guerra contra los haitianos; pero ese dirigente tampoco sabía nada sobre la participación de Cantave y de sus hombres en el plan, porque no me mencionó ese punto, y como yo no sabía nada, no le hice preguntas sobre él. Tampoco sabían una palabra el jefe del Cuerpo de Ayudantes ni sus hombres; no la sabía el jefe de la Seguridad Nacional; y lo que es más, los propios militares que actuaban en Dajabón, los que tenían el contacto directo con Cantave, ignoraban el verdadero plan político que se ocultaba tras la operación. Peor aún, y seguramente al oír esto ustedes se asombrarán tanto como yo me asombré cuando supe la verdad: el propio general Viñas Román ignoraba el plan. El se había prestado a recibir órdenes de "la misión militar norteamericana a espaldas del presidente de la República, lo cual desde luego es algo incalificable; pero no tenía la menor idea de que estaban utilizándolo para tumbar al gobierno. El jefe militar que sabía lo que iba a suceder era el jefe de la aviación, general Atila Luna, pues era en él en quien confiaban en realidad los miembros de la misión militar yanqui, especialmente el coronel Luther Long, agregado aéreo. El domingo, es decir, el día anterior a la reunión de que he hablado hace un momento, el general Luna había enviado un piloto a Barahona con un sobre cerrado en el que se explicaba el plan, pero eso vine a saberlo yo en 1965, es decir, un año y ocho meses después de haberse producido el golpe de 1963. El mismo lunes día 23 llegó al país, por San Isidro, el comandante de la marina yanqui William E. Ferrall. Todavía a esta hora ignoro cuál fue el papel de Ferrall en los hechos, pero me imagino, y sería un inocente si creyera que él no estaba al tanto de la trama. Mientras tanto, el gobierno estaba haciendo un papel ridículo ante la OEA, porque estábamos acusando a Haití de atacar nuestro país, y yo creía absolutamente que era así, cuando la verdad era que Haití estaba solamente defendiéndose de un ataque que había sido hecho desde nuestro país, y además un ataque que era el cuarto en dos meses.

En la tarde de ese lunes día 23 mandé buscar varias veces al general Viñas Román, que no dio señales de vida. Mucho tiempo después supe que había ido a Dajabón, adonde Cantave y sus hombres, menos los muertos y los prisioneros, habían vuelto derrotados. En las primeras horas del martes 24, día de las Mercedes, al leer El Caribe hallé una larga descripción de lo que había pasado en Dajabón el día antes. La había escrito el periodista Miguel A. Fernández, quien por lo que leí tampoco sabía que Cantave y sus gentes habían pasado a Haití desde territorio dominicano. El periodista decía en un párrafo lo siguiente: "Oficiales del Ejército dominicano expresaron que la República Dominicana no tuvo nada que ver con el ataque. Esto fue confirmado por el propio León Cantave"; y más adelante agregaba que Cantave "Se negó a contestar cuando se le preguntó de qué punto partieron los rebeldes esta Madrugada, alegando que ello es estrictamente confidencial" y que "cuando cualquier país protege o ayuda a un movimiento como el de esa naturaleza, no se puede denunciar". Pero sucedía que en la página 12 de ese ejemplar de El Caribe había una foto de Cantave, tomada en el momento en que bajaba de un avión militar dominicano que lo había traído a la base de San Isidro, y cuando vi a aquel hombre tan bien vestido, con dos maletines en la mano, me di cuenta inmediatamente de que el había partido hacia Haití desde territorio dominicano, puesto que no era posible que hubiera estado peleando en Haití con ropa tan buena, con corbata y con maletines de buena clase. Deduje que Cantave se había cambiado de ropa al entrar derrotado en tierra dominicana, y que por lo tanto había dejado esa ropa y esos maletines en territorio nuestro antes de entrar en Haití; en consecuencia, él había partido para Haití desde algún lugar de nuestro país. En ese momento me di cuenta de que se me había estado engañando; de que alguien había estado jugando de la manera más irresponsable con el destino de la República, y que ese alguien no eran los militares dominicanos, porque los jefes militares del país no eran capaces de inventar y de llevar a cabo un plan semejante. Tomé inmediatamente las medidas del caso y a media mañana ya, estaba enterado de que en la noche anterior había habido movimiento de altos oficiales en el Palacio Nacional, donde estaba el Ministerio de las Fuerzas Armadas, y que en las reuniones había tomado parte el coronel Luther Long. A medio día pude localizar al general Viñas Román, a quien le mostré la fotografía de Cantave que apareció en El Caribe, y le dije que esa fotografía demostraba que había salido de suelo dominicano, a lo que respondió que a él le parecía lo mismo; inmediatamente llamé al ministro García Godoy y le pedí que se dirigiera a la OEA solicitando una investigación de los hechos acaecidos el día anterior en la frontera de Dajabón. Poco antes de morir, el Dr. García Godoy hizo en la revista Ahora una larga historia sobre esa petición mía, pero por lo visto había olvidado que después de ese momento no hablamos más del asunto, porque esa misma noche quedé preso en el Palacio Nacional. El cable enviado por el ministro García Godoy al Embajador dominicano ante la OEA, o la llamada telefónica —porque ignoro si el ministro García Godoy se comunicó con él por cable o por teléfono— fue lo que determinó el golpe de Estado, dado la noche del 24 al 25. Pues los servicios: norteamericanos en nuestro país interceptaban todas las comunicaciones, y al interceptar ésa el embajador Martin y la misión militar se dieron cuenta de que la increíble historia de las invasiones de Cantave, los tres meses de campamentos y movimientos secretos iban a ser conocidos en todo el mundo; que ese conocimiento iba a producir un escándalo enorme en los Estados Unidos y en muchos otros países porque hasta ese día no se había dado en el mundo el hecho de que un gobierno amigo, que tenía relaciones diplomáticas y consulares con el de otro país, en este caso el de la República Dominicana, se dedicara a organizar un campamento de extranjeros armados con la finalidad de que esos extranjeros atacaran un país fronterizo sin que el jefe del Estado del país donde se estableció el campamento supiera una palabra de lo que estaba sucediendo. Del escándalo que produciría el conocimiento de tales hechos iba a salir muy mal parado el prestigio de John F. Kennedy puesto que a él iba a tocarle ser el primer gobernante del mundo que sería acusado de haber cometido un desafuero semejante, de haber ordenado la ejecución de una violación tan escandalosa de las normas que gobiernan las relaciones entre los Estados y sus jefes.


Así pues, para salvar el prestigio de Kennedy y de los altos funcionarios de su gobierno que pusieron en práctica el plan de las guerrillas haitianas del ex-general León Cantave, incluyendo entre ellos al embajador Martín, se tumbó el gobierno de la República Dominicana, que había sido elegido diez meses antes con una mayoría aplastante de votos sobre el partido que ocupó el segundo lugar en las elecciones de 1962, y ese derrocamiento condujo a la Revolución de abril de 1965, con todos sus muertos y sus sufrimientos, a la intervención militar de' los Estados Unidos, al río de sangre que ha seguido corriendo aquí desde entonces.

Esa es la historia secreta del golpe del 25 de septiembre de 1963. Muchos de los datos de esa historia secreta están en el libro llamado Papa-Doc, de los escritores Bernard Diederich, neozelandés casado con una haitiana, que vivió largo tiempo en Haití y vive ahora en México, y su colaborador Al Burt, norteamericano; los demás los recogí yo de boca de revolucionarios haitianos que tomaron parte en los movimientos de Cantave, a los cuales conocí en Puerto Rico, aquí, en 1965 y 1966, y en Francia; otros los he obtenido aquí, después de volver al país en abril de este año.

A cualquiera que haya dicho o diga que yo conocí los hechos antes, pídanle que presente las pruebas; y si no las presenta, juren que está hablando mentira.


Publicado en Política: teoría y acción
Publicado en septiembre de 1983

domingo, 12 de julio de 2009

Asamblea General Naciones Unidas, condena golpe Estado Honduras





Naciones Unidas A/63/L.74



Asamblea General




Distr. limitada



29 de junio de 2009



Original: español



09-38663 (S) 290609 290609
*0938663*



Sexagésimo tercer período de sesiones



Tema 20 del programa


La situación en Centroamérica: progresos para
la configuración de una región de paz, libertad,
democracia y desarrollo


Antigua y Barbuda, Bolivia (Estado Plurinacional de), Cuba,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua,
República Dominicana y Venezuela (República Bolivariana de):
proyecto de resolución


La situación en Honduras: quebrantamiento de
la democracia


La Asamblea General,


Profundamente preocupada por el golpe de Estado que tuvo lugar en la
República de Honduras el 28 de junio de 2009,


Profundamente preocupada también por los actos de violencia cometidos
contra el personal diplomático y los oficiales acreditados en la República de
Honduras, que constituyen una violación de la Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas de 1961,


Recordando los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, el
derecho internacional y las convenciones en materia de paz y seguridad
internacional,


Sumamente preocupada por el quebrantamiento del orden constitucional y
democrático, que ha hecho peligrar la seguridad, la democracia y el estado de
derecho, situación que ha puesto en peligro la seguridad de los ciudadanos
hondureños y extranjeros,


1. Condena el golpe de Estado en la República de Honduras, que ha
interrumpido el orden democrático y constitucional en Honduras y el legítimo
ejercicio del poder, y la deposición del Presidente democráticamente elegido de ese
país, Don José Manuel Zelaya Rosales;


2. Demanda la inmediata e incondicional restauración del Gobierno
legítimo y constitucional del Presidente de la República, Don José Manuel Zelaya
Rosales, y de la autoridad legalmente establecida en Honduras;

3. Decide no reconocer ningún otro gobierno que no sea el del Presidente
Constitucional Manuel Zelaya Rosales;


4. Solicita al Secretario General que la informe oportunamente sobre el
desarrollo de los acontecimientos en ese país.